No es fácil definir Noir (Notorious, 2013). No se trata de un ensayo formal sobre cine negro ni tampoco es una guía del género. Es un libro hecho un poco de aluvión, de escritos diversos recogidos a los largo de los años. Hay artículos, relatos, y listas: listas de películas, directores, actores, guionistas y fotógrafos preferidos por el autor. Pero la parte del león es un repaso, escrito de memoria, director a director, de los mejores realizadores de cine negro con comentarios sobre sus películas. Cuando el lector termina de leer las reseñas sobre los directores y su cine y Garci le presenta sus listas de preferidos, lamenta que no haya aún más películas, aún más cine del que hablar y del que leer.
La cultura cinematográfica del autor desborda el lector por todos lados, pero un libro como éste no se leería con tanto interés y emoción si Garci no fuese también un muy buen escritor ni escribiese con tanta pasión como lo hace, porque se trata de un cinéfilo que nunca ha dejado de ser aficionado. Él mismo nos avisa varias veces a lo largo de Noir: viene de un tiempo en que el cine no se sabía arte y piensa que lo peor que nos ha dejado Kubrick es Terrence Malick. Los cinéfilos pueden llegar a ser seres terribles, y los habrá que no le perdonen que diga algo así, pero para los que simplemente amamos el cine, declaraciones como ésa le convierten en un tipo de fiar que nos hace revivir películas que nunca habíamos llegado a olvidar del todo; cine que se sigue viendo cuando se encienden las luces de la sala; películas que nos acompañan el resto de nuestra vida. Obras maestras, las llama Garci.
También es un libro personal y autobiográfico. Leyendo entre líneas, hay entre los relatos, los pequeños ensayos, las pequeñas historias, y la montaña de directores, películas, guionistas, actores y -sobre todo- actrices, una desordenada y emotiva autobiografía contada en paralelo en la que no falta ni la melancolía que es tan propia del director, ni la nostalgia: por los amigos que ya no están, por los bares y los cines que cerraron, por las copas que bebimos. En fin, para qué seguir. Por lo vivido. Aunque también se detecta amargura, sobre todo cuando, en comentarios repartidos por aquí y por allá, se refiere a la carrera en Hollywood que no llegó a tener (¿o esto es sólo cosa mía?).
Cuando hablamos de cine, lo personal, lo que vivimos cuando vimos las películas, nos condiciona. Por eso, aunque uno crea que necesita varias vidas para ver tantas películas como el director de El crack ha visto, hay todavía más cine negro del que cabe en Noir y en la cabeza de Garci. Películas que ni siquiera salen nombradas en el libro pero que no podrían faltar en mi lista personal de clásicos del género como Bullit (Peter Yates, 1968), Arde Mississippi (Alan Parker, 1988), Sospechosos habituales (Brian Singer, 1995), Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), Único testigo (Peter Weir, 1985), French Connection (William Friedkin, 1971), Gorky Park (Michael Apted, 1983) o, sobre todo, Muerte entre las flores (Joel y Ethan Coen, 1990). Porque el cine que hemos visto es parte de nuestra vida. Y cada uno tenemos una distinta.
----------------------
Ficha técnica: Noir (Notorious, 2013), de José Luis Garci. Tapa blanda con solapa. 475 páginas. Calificación: 4 Cadáveres (Muy buena)