No sé lo que le ocurrirá a los demás bloggers pero, transcurrida la ilusión inicial de abrir un blog y -en mi caso- escribir las primeras reseñas, llega a convertirse en una pequeña carga. Pero me he propuesto seguir con él. Por alguna razón y a pesar de su insignificancia, lo siento como una responsabilidad de la que tengo que hacerme cargo.
Creo que en parte es por corresponder a tantos bloggers que se mantienen en la brecha y gracias a los cuales he llegado a autores que jamás habría conocido. Eso y, naturalmente, la satisfacción de hablar sobre libros. ¿A quién no le gusta hablar de sus pasiones? O tal vez sea sencillamente que nos sentimos en deuda con la literatura; con los autores en primer lugar pero también con los libreros, los editores y los que como nosotros aman a los libros, que tanto nos ayudan a vivir.
Así que, para compensar el retraso del blog y aprovechando que el verano es un tiempo de lectura y la época en que más recomendaciones nos piden, actualizo el blog con mi propia lista de sugerencias. Son recomendaciones basadas en lo que he leído en lo que va de año. La mayoría son novedades, aunque no todas. Como siempre, es una lista muy personal. No he leído todo lo que se ha publicado y, lo que he leído, lo he seleccionado previamente en función de mis gustos, con lo que difícilmente es una lista equilibrada. Pero todas son novelas buenas que he disfrutado leyendo.
Por otro lado, como me está saliendo una entrada bastante larga, la he dividido en dos con cuatro recomendaciones en cada una. Ya sólo me queda desear a los lectores del blog un feliz verano y una feliz lectura.
Faithful Place (RBA, 2013), de Tana French (Irlanda, 1973).
Tana French, que ambienta todas sus novelas en el literario Dublín, es la escritora de los personajes rotos con taras ocultas, a los que lleva al límite de sus capacidades. También es la autora de las amistades y las familias, de lo que nos ayuda a sobrevivir cuando poseemos alguna tara (¿acaso no tenemos todos alguna?) Algunos personajes caen en picado; otros aguantan como pueden, pero el avasallador protagonista de Faithful Place me resultó menos atractivo que los anteriores. Por otro lado, ésta es ya la tercera novela de French y a estas alturas debería saber que tiene que cuidar las tramas, si no con tanto mimo como los traumas psicológicos de sus protagonistas, sí más aseadamente. Porque esto es novela negra y mal que le pese a muchos, la trama es importante. Con todo, French sigue siendo una de las mejores escritoras de la actualidad. 4 cadáveres (muy buena).
El largo adiós, de Raymond Chandler (EE.UU, 1888-1959).
Chandler comentaba que el género negro se distinguía de otros en que carecía de obras maestras, de obras de referencia. Pero eso lo dijo hace ya sesenta años y hoy, cuando un amigo me pidió que reseñara un clásico del género, no dudé en releer El largo adiós. No es precisamente una novedad y ni siquiera he hecho la reseña que me pidieron, pero he disfrutado tanto releyéndolo que incluyo esta obra maestra de la literatura entre mis recomendaciones veraniegas. Aunque no estoy seguro de que Chandler no albergase la secreta esperanza de que, un día, sería él la referencia de un género sin referencias. 6 cadáveres (Obra maestra).
La isla de los cazadores de pájaros (Grijalbo, 2013), de Peter May (Escocia, 1951).
Descubrí a este autor gracias a la reseña de José Ignacio Escribano. Los blogs son como regueros de pólvora: cuando alguien descubre un buen autor, no hay manera de cortar la llama. Peter May me recuerda en cierto sentido a French: personajes rotos, misterios personales que son tan importantes o más que la trama del asesinato y mucha psicología. Pero La isla de los cazadores de pájaros cuenta también con una buena trama y con el exotismo de las Hébridas. En mi opinión, es la novela del año. La siguiente del autor no me gustó tanto, pero no tengo espacio para contar por qué. 5 cadáveres (Excepcional).
El Pirómano, (Pàmies, 2013), de Bruce DeSilva (EE.UU.)
Existe una vieja tradición en EE. UU. que consiste en contarnos cómo les gustaría ser y cómo les gustaría que les vieran. Siguiendo esta antigua costumbre hicieron magníficas series de televisión sobre el periodismo escrito (Lou Grant) o la política (El ala oeste). No es que nos lo creyésemos, pero lo disfrutábamos. Tal vez con la intención de homenajearse escribió el periodista Bruce DeSilva esta novela e hizo que el protagonista fuese un redactor de noticias locales de un periódico en decadencia. Después de todo, si algo les gusta a los periodistas es hablar de sí mismos incluso cuando -como es el caso de DeSilva– se trata de un veterano periodista en paro. Incluso cuando, a estas alturas de la era de Internet, sólo queda ya por contar cómo les gustaría estar hundiéndose, lo que convierte a El Pirómano en una historia algo melancólica. Por lo demás, la novela debe mucho a la serie de Kenzie y Gennaro del mejor Dennis Lehane: barrios de ciudades decadentes de la costa este de EE.UU. donde todos se conocen desde la infancia, bares familiares, mucho alcohol, algo de humor … DeSilva es un autor a seguir. 4 cadáveres (muy buena).