Las novelas de la serie Rebus no se publicaron en español en orden. Las editoriales normalmente aprovechan una novela de éxito para presentar al autor traducido y sólo después, si se consolida, comienzan a publicar las atrasadas. Pero en la actualidad se encuentran ya publicadas en español la mayoría de ellas, por lo que si un lector de este blog no ha leído nada de Rebus y quiere introducirse yo le recomendaría que comenzase por la primera, Nudos y cruces (1987), que aparte de ser relativamente breve y de estar bastante bien es una presentación del detective que el autor realizó cuando aún no sabía siquiera si habría una serie. Es el Rebus más ingenuo, por decirlo de alguna manera, cuando aún no estaba totalmente maleado y todavía tenía familia. De ahí se puede dar un salto de diez años hasta Black and Blue (1997), su primer gran éxito internacional y la consolidación del estilo Rebus más puro. Rankin es un autor con pocos altibajos por lo que a partir de esa novela y hasta la imprescindible La música de adiós (2007) que cierra la serie todas son buenas, aunque puestos a destacar alguna yo me quedaría con Resurrección (2002) y Una cuestión de sangre (2003).
Pero en algún momento de la serie el autor quiso que su detective envejeciese con él, con sus lectores y con los tiempos que nos ha tocado vivir, por lo que a Rebus le tenía que llegar la jubilación y a Rankin el dilema de qué hacer tras la marcha de su personaje. Bien por hastío o bien por dejar al personaje envejecer, no es infrecuente que los escritores jubilen a sus personajes, pero sí lo es que vuelvan a dar con la tecla del éxito porque nunca llama dos veces. Rankin lo ha intentado con el policía de Asuntos Internos de Edimburgo Malcolm Fox, pero no cuenta ni de lejos con el carisma de su predecesor; tiene menos vuelo y, sobre todo, no es ni la mitad de divertido de lo que era John Rebus.
Mientras, los mitómanos se apuntan a las giras turísticas donde muestran “el Edimburgo de Rankin y Rebus», un tour por los lugares sin ningún encanto en que transcurren sus novelas y los pubs favoritos del detective. A los demás nos queda echar de menos al casi cochambroso policía y las risas que nos hacíamos. Y recordar la serie de Rebus como una de las mejores muestras de serie de novela negra como género literario en el que cada libro es en sí una unidad autocontenida pero que juntos nos cuentan una historia menos evidente sobre una ciudad y unos personajes que evolucionan y maduran.
Pero en La música de adiós la despedida parecía tan definitiva como la de un perroflauta abandonando la Puerta del Sol y se podían haber aceptado apuestas sobre el tiempo que iba a tardar el autor de Fife en llamar a Rebus porque Rankin no se encuentra entre los autores que están dispuestos a prescindir de su mejor personaje. Probablemente cuando recibió la llamada era por la mañana temprano y se había quedado dormido en el sofá de su casa rodeado de comida china para llevar y restos de pizza; seguramente había en el suelo un whisky sin acabar de la noche anterior y en el plato de su tocadiscos un vinilo de uno de sus grupos de rock favoritos. Rankin ha aguantado cinco años sin molestarle y ni un día más, porque ya se ha anunciado el retorno del inspector para este otoño aunque aún no sabemos cuándo saldrá a la venta en español. El título de la novela –Standing in Another Man’s Grave– está tomado de una canción del cantautor escocés Jackie Leven que podría formar parte de la banda sonora de una novela de John Rebus. Porque sabe a calles mojadas y al cierre de los últimos bares de la ciudad; a gente solitaria que vuelve a casa sola o, tal vez, si ha habido suerte, acompañada; a calles sin taxis libres y a noches en el sofá.